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Amonio cuaternario: la solución perfecta contra el COVID-19

La pandemia provocada por el SARS-CoV2 ha originado un incremento de manera significativa en la demanda de productos de desinfección con el objetivo de combatir el coronavirus. No obstante, debido a la poca información que teníamos acerca de este virus, innumerables autoridades sanitarias e instituciones internacionales de prestigio como la EPA (Agencia de protección ambiental de Estados Unidos) o el ECDC (Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades), han contribuido recomendando acerca de la forma de limpiar y desinfectar en instalaciones no sanitarias (transportes, lugares de trabajo, casas particulares, etc) y acerca de los productos que se puede emplear.

Entre los productos sugeridos por estas instituciones para apoyar a esta crisis sanitaria, podemos ver, en gran medida, aquellos que contienen compuestos de amonio cuaternario (QACs), gracias a su eficiencia viricida. Además, podemos ver en recientes publicaciones la eficacia de rociar la ropa mediante una solución de agua y amonio cuaternario al 0,1%, eliminando por completo el virus.

Los QACs, como sustancias activas biocidas, han sido acreditadas en la Unión Europea y en prácticamente todos los países del mundo, con la finalidad de desinfectar diferentes aplicaciones: ámbito doméstico, lugares de ocio, higiene personal, etc. Los QACs se empezaron a utilizar a partir del año 1940, no solo para desinfectar diferentes superficies, sino que, además, como conservante en diferentes tipos de productos domésticos.

Podemos ver numerosos productos desinfectantes en la industria alimentaria que utilizan QACs debido a que son la mejor opción en todos los sentidos. Así pues, son más seguros, estables y compatibles con todo tipo de materiales que otros desinfectantes como por ejemplo lo son, los basados en cloro.

En la Unión Europea, se ha fijado un Límite Máximo de Residuos (LMR) de residuos en alimentos para los dos principales QACs empleados en las tareas de desinfección: cloruro de didecildimetilamonio y cloruro de benzalconio. Estos compuestos nunca pueden superar las concentraciones de 0,1 mg/kg. Si están presentes en los alimentos con unas concentraciones iguales o inferiores, no supondrán un peligro para los consumidores. Por otra parte, en Estados Unidos, y según la normativa FDA, se permite el uso de los QACs en concentraciones máximas con oscilaciones comprendidas entre las 200 y 400 ppm sin necesidad de aclarado.

La instauración de estos Límites Máximos de Residuos ha propiciado que numerosas empresas alimentarias hayan sustituido sus desinfectantes por otros que contienen menos compuestos de amonio cuaternario. Por otra parte, normas como la IFS y BRC fuerzan a reflexionar acerca de estos límites en la seguridad alimentaria, lo que está favoreciendo el abandono de este tipo de productos en muchas de las industrias en las que están presentes.

Ventajas de los productos basados en QACs frente a otros biocidas

  • No son corrosivos ni oxidantes.
  • Vida útil superior. La vida útil de estos productos llega fácilmente a los 2 años.
  • No son peligrosos. Debido a que no producen residuos peligrosos.
  • Muy eficaces. Son muy eficaces especialmente frente a patógenos alimentarios.

En conclusión, los productos con compuestos de amonio cuaternario se utilizan ampliamente como desinfectantes desde hace más de 70 años, debido a su capacidad para lograr una desinfección segura y eficaz. Además, los QACs están respaldados gracias a la abundante información acerca de su actividad frente al SARS-CoV-2.